Mi Familia
Mis Raices y mi camino...






Don Miguel de la Torre nació en 1896. Creció en una cultura agraria, aprendiendo sobre la vida viviendo y trabajando la tierra. Hasta donde sabemos, no recibió educación escolar formal. En la zona rural de Durango, no era fácil encontrar maestros ni sacerdotes. De vez en cuando, alguno recorría el pueblo y, a veces, se quedaba un tiempo...
Socorro Mercado era una de tres hermanas. Nació en 1910, también en un pequeño pueblo del estado de Durango. Sus padres se separaron cuando era niña, probablemente con menos de cinco años. Vivía con su padre y su hermana Manuela. Su madre se mudó a, probablemente, la capital del estado, Durango, con la tercera hermana (nombre desconocido). Socorro creció rápido. A los 14 años se casó con Miguel y, un año después, dio a luz a un niño, Facundo.
Miguel y Socorro vivían en zonas al sur y al oeste de la capital. En El Salto y Regocijo, Miguel trabajó en aserraderos y, posteriormente, en la administración de tierras ejidales, donde cultivó la tierra y se convirtió en líder de los ejidos, un puesto prestigioso en aquella época. Fue en esta región llena de aserraderos, granjas e incluso algunas minas, donde su familia creció hasta los 11 miembros.
Mis hermanas, Zenona, Benita, Margarita, María de Jesús, María de la Cruz y Micaela, nacieron en esta zona rural. Podría ser un mito, pero Micaela pudo haber nacido en un tren con destino a Durango. Mi mamá intentaba llegar a la capital para dar a luz, pero Micaela no esperó. Decidió nacer en un tren... Junto a las niñas, había cuatro niños: Facundo (el primogénito), Perfecto, Teófilo y Pedro. Ellos también crecieron con una escolaridad limitada. Como se dijo antes, cuando un maestro llegaba al pueblo, asistía a la “escuela”, de lo contrario ayudaba con la tierra y los animales.
Cuando Zenona y Benita tenían entre 17 y 20 años, una familia que emigró a Monterrey, Nuevo León, las invitó a vivir con ellas y las ayudó a encontrar trabajo como niñeras. Al poco tiempo, le contaron a mi padre sobre las muchas oportunidades que había en la gran ciudad.
La familia se mudó a Monterrey a mediados de la década de 1950. Mi padre encontró trabajo en una empresa papelera que vendía productos de papel a distribuidores mayoristas, así como a tiendas minoristas especializadas en productos de oficina. Allí, formó parte del equipo de reparto.
El resto de nosotros nacimos aquí: José Luis, Héctor, yo y la pequeña de la familia, Patricia. En Monterrey, las escuelas abundaban. Todos los niños más pequeños podíamos asistir a una escuela regular y recibir una educación académica. Esto, junto con los valores que nos inculcaron nuestros padres, nos permitió lograr mucho...
